* El musguito que crece en algunas veredas, entre las uniones de las baldosas.
* Pasar debajo de un jacarandá justo cuando se desata una levísima lluvia de flores.
* El Rosedal en noviembre. Es tan lindo y perfecto que a veces parece artificial, casi kitsch.
* El Jardín Botánico con lluvia, con sol, nublado, siempre.
* Los gatos del Jardín Botánico.
* Las estatuas del Jardín Botánico.
* Los invernaderos del Jardín Botánico.
* Cualquier parque, cualquier fin de semana de primavera, otoño o verano.
* El Parque General Paz.
* El olor del viento previo a la llegada de la lluvia.
* El sonido de la lluvia.
* El olor de la tierra mojada.
* Entornar levemente los ojos y sentir en la cara el sol del atardecer.
* El olor del pan horneándose.
* El aroma de los jazmines.
* El aroma del café.
* Ver cómo el azúcar se va hundiendo despacito en la espuma de un expreso cortado.
* El olor que queda en el pelo después de haber estado una tarde junto al río.
* El olor que queda en la piel después de una caminata al sol, junto al mar.
* Las frutillas.
* La albahaca.
* Las almendras.
* El tilo.
* La menta.
* El cedrón.
* La vainilla.
* Algunos cielos.
* Algunos suelos.
* Las margaritas.
* Algunas calles.
* Algunas casas.
* El sol de noviembre, el sol de abril.
* Los perros.
* Los gatos.
* Aquel gato en la ventana de una casa de Parque Chas.
* Los árboles, con cierta luz, en ciertos momentos del día.