Imagen: Jules Joseph Lefebvre
"Quiero proponerles una consideración que me hace pensar que el soporte de papel de la literatura, el libro, es un objeto tan sofisticado que, al menos en lo que llamamos las bellas artes, convivirá con los nuevos soportes y quizás con alguna ventaja.
Mi argumento: las pantallas hoy son la herramienta fundamental de trabajo de la humanidad.
En cualquier lugar del planeta la mayor parte del tiempo laboral transcurre entre los fogonazos de los ordenadores. La electrónica, en primer lugar, está asociada al trabajo (...)
Pero justamente la literatura es mucho más que información. Un libro científico es un caudal de informaciones y los textos de estudio son solo eso: información que hay que entender, aprender, dominar y aplicar.
Mas la literatura no tiene nada que ver con estos criterios pragmáticos. La literatura es justamente el regodeo de la palabra, en las imágenes que abren la mente hacia zonas no codificadas por el lenguaje de las ciencias. La literatura de creación, narración o poesía, pertenecen al ámbito del placer más que del trabajo. (...)
De allí que mi apuesta es por una larga convivencia de distintos tipos de soportes: los electrónicos serán fieles aliados de la investigación, la información, el "trabajo" intelectual, el contacto "solitario" con un relato.
De allí que mi apuesta es por una larga convivencia de distintos tipos de soportes: los electrónicos serán fieles aliados de la investigación, la información, el "trabajo" intelectual, el contacto "solitario" con un relato.
Los soportes de papel seguirán siendo el espacio privilegiado de la imaginación no utilitaria, de la combinación de artes que se expresa en el objeto libro..."
Antonio Skármeta (nota publicada en revista Ñ)