Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

31 de mayo de 2013

Bares notables. Hoy: el Café de García






El "Paseo Metodio y Carolina" (nombres de sus dueños originales) es ideal para un cafecito en una tarde templada de otoño, o una cervecita en verano.



El café tiene dos salones: este es el de adelante, con su típica mesa de billar y sus jamones.






Antes de pasar al "toilette", las damas podemos apreciar una nutrida memorabilia.



Este es el segundo salón. Según dicen, allí se comen unas picadas pantagruélicas (todavía no incursioné).



El salón está "abarrotado de objetos" (como dice mi amiga Eleonora). 









El Café de García queda en Sanabria y Varela, Villa Devoto.



29 de mayo de 2013

Bares notables. Hoy: El Tokio

 ¿Por qué son notables los Bares Notables? Cito: "en 1998 se creó la Comisión de protección y promoción de los cafés, bares, billares y confiterías notables.  Según el artículo 2 de la ley 35/98, un bar notable es aquel que tiene valor patrimonial propio por estar relacionado con hechos culturales significativos, por su antigüedad, diseño arquitectónico o relevancia local". 
Es decir: los bares notables son esos bares muy viejos, con barra de madera y a veces de estaño, con sillas y mesas de madera, piso tipo damero en muchos casos, con o sin mesas de billar y parroquianos que toman su vino, café o cerveza en la barra, con "entradita" (no sé cuál será su nombre técnico, es como un zaguancito cuadrado a la entrada, que me encanta), mozos tan viejos como el bar, eficientes y por lo general parcos. 
Los bares de Buenos Aires que me gustan tanto.
Hoy les presento a uno de ellos: El Tokio. Está en el barrio Villa Santa Rita y vale la pena conocerlo.









 










20 de mayo de 2013

Costumbres argentinas


Foto: Bet Z

Entre tanto shopping e hipermercados iguales, sin identidad, historia ni color local; entre tanta megacadena de librerías, de ropa, de farmacias, de alimentos, de restaurantes, de cines, de bares; entre semejante aluvión de modernidad y globalización, algunos todavía resisten: almacenes, panaderías, mercerías, kiosquitos, verdulerías, heladerías, modistas y zapateros de barrio; pizzerías, bares, bodegones, carritos, librerías de viejo...

No digo que no haya todo lo primero. Digo que no desaparezca todo lo segundo. Porque creo que es allí donde somos lo que somos.


Foto: Bet Z



Foto: Bet Z




 

9 de mayo de 2013

Tragicomedia lunática


                                  Imagen: Rebecca Dautremer, Le petit theatre (detalle)


Tres títeres trocan sus tristes máscaras en un tren atrapado en una trinchera. 
Lavan sus lívidas lágrimas en un lago de lodo.
Cambian el color de sus corazones por corazas de cal.
Despiden sus débiles despojos danzando como dinosaurios deshechos.
Duermen dementes para disipar la desdicha.
Niegan la noche que anuncia nacimientos, seducidos por la muerte y sus secuaces.

Silenciosamente soportan pesadillas y el paso de los siglos.

Entonces emergen con las espaldas equipadas de espinas.
Empuñan espadas envenenadas.
Pretenden el poder perimido de los próceres que los precedieron ,
ya putrefactos en el polvo de la patria.
Pobres petimetres.
Risas roncas arrancan a su paso mientras rugen reclamando respeto.
 El tren con que ingresaron en la historia, intacto en el museo de la isla,
 y ellos ignorantes inconscientes intimidados
por la indignación de insignes historiadores.
¿Volver a la bíblica violencia? ¿Vulnerar los valores de una vida bendita?
Jamás los dejarían.

Los jueces gestionaron, previo jaleo en la Junta, una orden genuina.
En medio de la muchedumbre, los inmorales miraron por última vez la mañana del nuevo mundo...
Luego treparon al tren, tiraron sus trajes tiranos, talaron las tiesas espinas,
convirtieron las tristes espadas en tallos tiernos
y partieron.

Los tres títeres llegaron a su tierra con el corazón en las manos, 
pero los puercoespines les dieron la espalda.

Ahora, desnudos,
 se disponen a combatir
 blandiendo 
los tallos tiernos 
del futuro.