Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

22 de agosto de 2013

El juego


                                                              Jason de Caires Taylor,  Land


Un partido
donde los jugadores tienen
los ojos vendados

Del otro lado  puede haber
un rey
una pared
un pez

También puede estar  el adversario.

Pero el adversario tiene
los ojos vendados
y abraza al rival
por error

El terreno se vuelve
piedra
 fango
asfalto
 cápsula

Los jugadores desconocen
las reglas
pero las respetan
puntualmente

El reglamento pasó
por tanto cielos
que revela un lenguaje intrincado
un alfabeto de números
o latidos

Entonces
el premio puede ser
la derrota

los perdedores agitan el pecho
de alegría
 los ganadores sufren el tormento
de no haberse equivocado.

Los que juegan
tienen los ojos
vendados

y no saben cuántos son
ni cuántos días
ni cómo
ni cuándo
ni quién
les vendó
los ojos.





10 de agosto de 2013

Algo tan hermoso que no puede expresarse en palabras


Alguna vez me pasó estar en una estación esperando el subte y que por los parlantes comenzara a sonar música clásica. Digo así, "música clásica", porque soy muy ignorante en la materia. Pero oyendo esa música sentí algo muy particular. Sentí -o más bien, tuve la certeza- de que si todos pudiéramos escuchar ese sonido aunque solo fuera unos minutos por día- mientras esperamos el subte o el tren, mientras hacemos una cola, mientras esperamos que nos llamen en cualquier sala de espera, en una recepción, en un supermercado-si esos sonidos remplazaran el ruido de la calle, de la gente, de la radio o de la tele e invadieran los espacios públicos, seríamos mejores personas. Sentí que habría menos golpes, robos, violaciones y asesinatos. Que los hombres serían amorosos con sus mujeres, y ellas con sus hombres. Que las madres y los padres cuidarían a sus hijos, y los hijos a su vez crecerían y se convertirían en hombres y mujeres buenos, porque fueron amados. Que nos miraríamos los unos a los otros pensando qué diferentes somos, qué idénticos. Y eso nos daría tanta felicidad, tanta pena y tanta ternura que seríamos incapaces de hacernos daño. Eso sentí.


Ayer vi esta película. Y vi esta escena. 



Red (en off)
"Hasta el día de hoy no sé lo que cantaban esas dos italianas. La verdad es que no lo sé. Algunas cosas es mejor no saberlas. Me gusta pensar que cantaban sobre algo tan hermoso que no puede ser expresado en palabras y hace que el corazón te duela por ello. Esas voces  llegaron tan alto y tal lejos como ninguno jamás imaginó en un sitio tan gris. Era como si un pájaro precioso entrara en nuestra jaula e hiciera que estas paredes desaparecieran, y por un momento muy corto, todos los hombres de Shawshank se sintieron libres."





8 de agosto de 2013

Desnuda


La poesía se desnuda y queda
un piolincito
un guiño
unas escamas fosforescentes.

El resto 

es aire que canta.

Foto: Betina Z